Y, acá estoy, escribiendo(te) otra vez. Tal vez no seas a vos a quien me dirijo. Sino al vacío que (me) dejaste. Al fin y al cabo una pequeña parte te pertenece. O no. No lo sé, estoy confundida.
Fue dura tu despedida. Mañana sé que podría verte aunque sea un par de horas, pero, sé que me haría daño verte, así que prefiero no hacerlo. Te deseo suerte.
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