En el instante que acepté que ya no volvería a verte, estabas ahí, eras tú, te cruzaste en mi camino cuando menos lo esperaba, para recordarme que nunca te pude olvidar, para revivir en un segundo, los sentimientos que creí poder matar.
Me declaro culpable, sí. Si entraste de nuevo en mi vida fue por mi culpa. Yo te abrí las puertas. Rompí toda barrera para que vuelvas a romperme a mí. Porque para lo único que servís es para crearme caos y desorden en mi vida.
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