Si mal no recuerdo, después de dos meses sin verte, te animaste a escribirme para "vernos". Y ahí estaba la tonta. Aceptando encerrarnos en un cuarto de hotel, una noche muy fría por cierto. Hablamos de mi vida, me preguntaste como me iba y, ¿que podía decirte yo?. Que era una tortura no saber nada de vos. Que te extrañaba un poquito todos los días. Que siempre que pasaba por tu barrio esperaba cruzarte y que me sonrieras. Esa sonrisa tuya, picara y sin culpa alguna.
Volví a mirarte a los ojos, volví a acariciar tu piel, volví a verte dormir mientras te acariciaba la piel. Me memorice un par de tus lunares. Tu mirada. La forma en que te expresas, y los guarde en un rinconcito de mí. Por que vaya a saber cuando te volveré a ver.
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